Todos buscamos y queremos un descanso de calidad. Cómo dormimos determina cómo nos levantamos, y en muchas ocasiones, también cómo será nuestro día. Esto se aplica sobre todo a las personas que sufren de algún tipo de dolencia, como es el caso de aquellas que sufren dolor de cervicales.

Las posturas que cogemos durante el día, el estrés, el sedentarismo… Son algunos de los factores de riesgo que provocan esta clase de dolor. De ahí que sea tan importante contar con una buena almohada cervical para nuestro descanso.

La importancia de una buena almohada cervical

Las almohadas cervicales pueden convertirse en nuestra mejor aliada si sufrimos de dolores de cuello y queremos dormir bien. No en vano, muchos médicos recomiendan este tipo de almohadas, que proporcionan una postura estable y ergonómicamente correcta a la hora de dormir, ya que mantienen la espalda completa como apoyo o sobre uno de los costados.

Utilizar una buena almohada cervical

Una buena almohada cervical puede ayudarnos a reducir el esfuerzo muscular necesario para que las articulaciones y las vértebras estén en la posición correcta durante nuestro descanso. Ten en cuenta que, durante el sueño, además de descansar, también recuperamos en cierta medida los desgastes que genera estar despiertos todo el día.

Además, el uso de estas almohadas puede ayudarnos a reducir dolores de cabeza y migrañas. Es más, aunque no sufras de este tipo de dolores, dormir con una almohada cervical te ayudará a prevenir problemas como dolor de cuello, sobre todo si trabajas de pie o pasas mucho tiempo delante del ordenador.

Tipos de almohadas cervicales

Igual que ocurre con todo, la mejor almohada cervical para nosotros será la que mejor se adapte a nuestras necesidades y nos permita descansar mejor. Debes saber que existen diferentes materiales y que, en función de la forma que tenga, será más idónea para ti que otras.

Almohadas cervicales viscoelásticas

Las más usadas y conocidas actualmente. Este tipo de material es famoso por adaptarse a nuestra forma, lo que la convierte en una almohada completamente adaptable. Sus compuestos permiten adaptar su altura en función de cada persona, así como de sus posturas. Además, son suaves al tacto y muy confortables.

Almohadas cervicales de látex

Muy parecidas a las viscoelásticas, las almohadas de látex se adaptan a nuestro cuello y mantienen la postura del cuello correcta para un descanso óptimo. También están hechas a prueba de ácaros y son hipoalergénicas, así que no tendrás que preocuparte por nada más que en descansar.

Almohadas cervicales de gel

Comparte características muy similares con las almohadas viscoelásticas y de gel, aunque la gran diferencia es que, al estar hechas de gel, son mucho más frescas y no te harán sudar gracias a su “efecto frío”, que regula la acumulación de calor excesivo.

Almohadas cervicales de plumas

Las almohadas hechas de plumas son ideales para las personas que están acostumbradas a dormir bocabajo. Al no ser tan firmes como las almohadas viscoelásticas o de látex, no estarás en tensión. Destacan por su suavidad y calidez, y además tienen una vida útil mucho más larga.

Como contras, si están hechas de plumas naturales son más caras, y al ser tan cálidas, aumentan las posibilidades de la aparición de ácaros.

Pásate al cojín cervical para un mejor descanso

Ahora que ya sabes la importancia que tiene escoger una buena almohada para las cervicales , ten en cuenta que al principio deberás pasar por un breve periodo de adaptación. Incluso es probable que quieras volver a tu antigua almohada convencional. Sin embargo, con el paso del tiempo seguro que no te arrepentirás de haber hecho el cambio y verás mejorada tu salud cervical.